lunes, 6 de diciembre de 2010

Apadrina a un controlador aéreo


Mira esas tristes caritas. Siente la tristeza en sus ojos. Esos ojos que suplican socorro, porque llevan días sin comer caviar, porque su sueldo no les cubre la hipoteca de su casa en las Bahamas. Esos ojos que miran con desolación y sana envidia los aviones que pasan por delante, pensando en ese jet privado que tienen aparcado en su humilde choza, y que no pueden pilotar por falta de tiempo. Porque les consume el estrés. El estrés de pensar que los pasajeros de todos los aviones dependen de su exagerada inteligencia. El estrés de pensar que, desde su acolchado sillón, no se ven capaces de controlar que no choquen cinco aviones a su llegada a un aeropuerto de 700 km2.
El estrés de pensar que no pueden irse de vacaciones mañana porque los niñatos españoles sí que se van y necesitan de su imprescindible trabajo para hacerlo.
Pensando en esto, nuestros queridos controladores aéreos han decidido pasar de los españolitos, coger sus aviones privados, volar a su casa de las Bahamas e hincharse de caviar. Compréndelos, su vida es muy dura.

Pero, amigo, tienen un problema. No les llega con su humilde sueldo.
Así que, aprovechando que estamos en Navidades, dales un regalo a nuestros controladores aéreos. Haz que se borre esa triste mueca de sus rostros.

Apadrina a un controlador aéreo. Te lo agradecerá. 

Controladores sin fronteras

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