martes, 21 de diciembre de 2010

Esa terrible musiquilla


Hoy la he vuelto a oir. A las 9 y 22 de la mañana. Pensaba haberla olvidado. Pensaba que en vacaciones no sonaba, no molestaba. Pero sí. Esa terrible musiquilla que oigo cada maldita mañana de día currante, me ha vuelto a despertar un día de plenas vacaciones.

Pero la diferencia es que en un día como hoy, tengo algo más de tiempo que en un día cualquiera, y he decidido escribir un rato sobre el desperanzador. Digo, el despertador.

Para empezar, el consejo de siempre: Nunca te pongas de despertador tu canción preferida. Pasará a ser tu canción maldita en menos de cuatro mañanas. Desde que aprendí esta lección, lo llevo mucho mejor. Hay ciertas canciones que me supone un gran esfuerzo escuchar, pero con muchas de ellas ya me pasaba antes.

Segundo consejo: No te pongas el despertador al lado de la cama. Los dos sabemos por experiencia lo que pasará. A veces lo desconectas hasta durmiendo, sólo con oir la primera vibración, cuando la música todavía casi ni suena. Luego te das cuenta de que te has despertado una hora más tarde y piensas: "Pero si no ha sonado".
Vamos, que te lo pongas bien lejos.

Tercer y último consejo: Si tu despertador es un móvil (espero que lo sea), cámbiate de vez en cuando la melodía (recordando en cada cambio el consejo número 1). Y te explico por qué. A veces cuando tenemos una canción como despertador durante mucho tiempo, esa canción nos recuerda tanto a la cama que nos produce el efecto contrario. Vamos, que nos adormece, tanto por la mañana, como cuando la escuchamos en el ipod, o incluso cuando salimos de fiesta. Si quieres que tu despertador sirva para algo, sigue este consejo. No es científico. Me lo saco de la manga, que es mucho más fiable.

Espero que sigáis mis consejos. ¡Buenos días!

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